7/3/14

Dejar de fumar mejora la calidad de vida 07-03-2014


Dejar de fumar mejora la calidad de vida

Conviene saber cómo reaccionan los sistemas circulatorio, respiratorio, digestivo y nervioso cuando se abandona el vicio. Decirle chau al “pucho”, mejora sensiblemente la salud de todas las personas.

Los beneficios que trae consigo el dejar de fumar son mayores que cualquier síntoma provocado por la abstinencia del tabaco. Por ello, es conveniente conocer lo que sucede en el cuerpo al abandonar el tabaco:

Se deja de estar sometido a una adicción y mejora la salud en general ya que el organismo tiene la capacidad de regresar la presión arterial a su nivel normal, lo mismo que la frecuencia cardíaca y la temperatura de pies y manos.

Además, los niveles de monóxido de carbono y de oxígeno se normalizan pasadas las ocho horas, lo que permite que la respiración sea más profunda y haya una mejor oxigenación pulmonar.

También disminuye el riesgo de muerte súbita tras 24 horas. Pasadas las 48 horas se normalizan los sentidos del gusto y del olfato; se normaliza la función respiratoria; aumenta la capacidad física y se cansará menos con cualquier actividad después de los tres meses.

Por otra parte, mejora el drenaje bronquial, se reduce el riesgo de sufrir catarros y molestias de garganta (ver infograma).

También mejoran la economía y el aspecto físico: desaparece el mal aliento; la ropa y casa en general huelen mucho mejor; desaparecerá el color amarillento de manos y uñas y mejora la hidratación de la piel y su tersura.

Genera dependencia

El especialista en terapias para dejar de fumar Manuel Nogales Mendoza señaló a LA GACETA que hasta hace unos años el fumar era simplemente un hábito o un vicio. “Ahora se sabe científicamente que el acto de fumar es una enfermedad que causa una dependencia psicosocial y física”, remarcó el médico.

La dependencia psicológica es el hábito que se asocia automáticamente con situaciones diarias como tomar café, hacer sobremesa, conducir, leer, relajarse, etcétera. “Es cigarrillo es el amigo incondicional que acompaña en todas las circunstancias y hasta forma parte de la personalidad del fumador. Por lo tanto, no resulta fácil de erradicarlo”, advirtió Nogales Mendoza.

En tanto, la dependencia social se basa en la aceptación social del tabaquismo y en las presiones ambientales que incitan al consumo de tabaco, como publicidad, presión del grupo en adolescentes, imagen de seguridad y de dominio de la situación, acontecimientos sociales. En opinión del médico, actualmente fumar es socialmente menos aceptable que en décadas pasadas. Esto se debe a que se tomó conciencia del daño que provoca; en la mayoría de los trabajos el fumar está restringido y algunas firmas contratan a no fumadores.

La responsable de la dependencia física es la nicotina, una droga que se encuentra en forma natural en el tabaco. Es altamente adictiva, tanto como la heroína y la cocaína (se puede determinar el grado de adicción mediante el test de la dependencia de la nicotina).

Por eso, pocos son los fumadores que pueden liberarse del cigarrillo debido a los síntomas de abstinencia: ansiedad, nerviosismo, agresividad, insomnio, desconcentración etc. “Sabemos que el 60 % de los que sufren un infarto de miocardio vuelven a fumar a los tres meses siguientes, y muchos afectados de bronquitis crónica, enfisema, enfermedades cardiovasculares y asmáticos persisten en seguir fumando, pese a conocer el riesgo que ello conlleva”, advirtió el experto.

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