21/2/10

Adicción a Internet de los adolescentes puede ser problema de salud nacional

Noticias EFE

Madrid, 20 feb (EFE).- La adicción de los adolescentes a Internet está considerado un problema nacional de salud en Corea del Sur y China a raíz de que se produjeran varias muertes en cibercafés. En Occidente "deberíamos poner nuestras barbas a remojar, explica José Luis Martínez, médico del Hospital Quirón de Madrid.

Para el jefe del Servicio de Psiquiatría de esta clínica madrileña, hay tres vías por las que los adolescentes se enganchan a Internet: el juego on-line, la mensajería y el sexo, que, aunque es más una adicción de adultos, también presenta un problema de consumo entre los jóvenes.

Hay un perfil determinado para los adolescentes adictos a Internet, se trata de jóvenes "introvertidos, tímidos, con un cierto tono vital depresivo y con algunos factores sociofamiliares peculiares que presentan un perfil de riesgo", señala el doctor Martínez en declaraciones a EFE.

Lo que les engancha "es una especie de compensación psicológica" porque "las características de Internet dan una oportunidad a algunos individuos que tienen justamente problemas en la integración social" y que fracasan en sus relaciones sociales.

"El estar delante de una pantalla y tener todo el mundo abierto y, sobre todo, la sensación de impunidad que muchas veces se tiene en el trabajo con el ordenador, esas características son susceptibles de enganchar", asegura José Luis Martínez.

Los juegos on-line permiten crear personajes fantásticos con los que se identifica el jugador y eso provoca que el adolescente "vuelque en esa imagen toda su fantasía. Ese personaje le permite canalizar y vehicular miedos, temores, angustias y complejos y eso, libera".

"Hablamos de patología cuando implica un deterioro de las actividades normales de las personas", pero el juego on-line tiene también "un factor positivo" porque "permite neutralizar conflictos en otras áreas de la vida".

Sin embargo "si es excesivo y eso implica deterioro en otros niveles, termina siendo patológico" y hace realidad al "viejo refrán de que el remedio es peor que la enfermedad".

Como padre o madre hay que estar atento al "elemento cuantitativo, es decir, al número de horas que ese niño o adolescente invierte en el juego".

"En algunos países han puesto un número: como máximo tres horas jugando y ahí está la frontera", como en Corea del Sur o en la República Popular China, donde se han producido diez muertes de adolescentes que estaban jugando en cibercafés.

Estos fallecimientos se debieron a "conflictos cardiovasculares", potenciados por el consumo de coca-cola y café durante largas horas de juego "y alguna otra substancia estupefaciente".

También hay que controlar "el hecho cualitativo de que el niño empiece a dejar amigos, a abandonar las relaciones sociales y familiares, dentro del ámbito de casa, que es una microsociedad con diferentes estancias y diferentes habitaciones".

Las alarmas deben saltar cuando "de repente ese niño no sale de su habitación, no participa en la actividad familiar. No está en el ámbito comunitario que es el salón, la cocina, se encierra en su casa, no hay comunicación".

"Empieza a abandonar a rechazar invitaciones de vecinos, familiares y compañeros y deja de ir a clase o se inventa pequeñas historias o síntomas de que se encuentra mal para evitar el colegio", indica José Luis Martínez.


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